DIARIO DEL ORÁCULO DE DELFOS IX

Palma de Mallorca, 25 de mayo 2017

Mis amantes lectores: espero de vosotros que, si os gusta lo que últimamente estoy escribiendo en este diario, lo compartáis con vuestras gentes, pues cualquiera que escriba siempre debe, según creo, disponer de un público detrás que lo acompañe en los suspiros, en las palabras que son limoneros, en este pensamiento mío que quiere ir hacia la luz de los faros, en este lenguaje que parte desde el esteticismo y que va dictándome el mundo, mi propio mundo, en el día a día, procurando resumir mi literatura y mi filosofía en este blog que Ediciones Carena tiene a bien cederme, lo cual motiva que esté completamente agradecido.

Amantes lectores: os diré que lo que yo quiero hacer con este diario es una recta de autopista por donde circulen mis adjetivos, mi gramática, mi gnseología, todo lo que soy yo y que siento la necesidad de exponerlo. Son breves mis palabras, pero creo que profundas si por profundidad entendemos querer hacer del barroco una mirada hacia dentro. Mi mirar, esto es, mi escritura es un diario hacia dentro. En este diario lo que pretendo es verter mi pensamiento a través de una literaturización de lo que está siendo mi vida a cada golpe de martillo. Quiero, como Nietzsche, filosofar a martillazos.

Mi martillo es todo un taladramiento. El taladro de mi existencia, de mi tiempo, de mi espacio, de todo mi ser abocado en el no-ser tal y como propusieron Heidegger, Descartes o mucho antes Parménides. Amo la literatura y la filosofía, si bien soy consciente que todo ello nunca logrará de una forma objetiva explicarme a mí mismo. Pero ahí reside esta belleza que es la inseguridad del vivir, del mundo que me rodea, de las ventanas que cada noche dejo abiertas para penetren por ellas todas las luces de los aeropuertos.

Mis amantes lectores: os pido que me sigáis y que establezcamos una comunicación que ocasione un acercamiento para vencer finalmente esta lejanía que es la escritura, tan distante como un paraguas de una máquina de coser, que dirían los surrealistas. Hablemos, pues, y rompámonos. Ésta es mi petición. Intuyo que soy esta frase de Paul Valéry: “Suena el viento: hay que vivir”.

Emilio Arnao.

Comentarios

Entradas populares