DIARIO DEL ORÁCULO DE DELFOS XVIII

Palma de Mallorca, 13 de junio 2017

Otra vez insomnio. Cae desde el Universo la fotografía de la náusea. No sé que es lo que me pasa, pero llevo en poco tiempo ya grandes noches de insomnio. Lo que hago cuando no puedo dormir es levantarme, tomarme un café, un cigarrillo en el balcón y ducharme. El agua fría de la ducha me adopta como si fuera un animal a punto de atrapar mi conciencia. El agua de la ducha me quita el dolor del cuerpo y refresca aunque sea sólo por media hora esta mente que está tan averiada como un holocausto nazi. Mi insomnio es propio del partido nacional-socialista. Quiero decir que el no dormir me devuelve a la violencia o al caos de un mundo que no logro comprender, algo parecido a escuchar a Richard Wagner y querer invadir Polonia -como decía el chiste de Woody Allen-. Pero el agua fría, como digo, me tranquiliza, me pone un temblor de blancura en la oscuridad de mi neuro-biología. Sé que mi mente cuando no duermo se parece más al infierno de Dante que a la filosofía poética de María Zambrano, pero ya estoy acostumbrado a pasar sueño y a sentir ese profundo dolor que se agota en sí mismo, causándome a mí, por consecuencia, el título de una novela de Sartre, esto es, “La náusea”. Otra vez.

El agua fría consigue por momentos que tenga ganas de escribir, de leer, de ver por internet algún documental sobre filosofía. Por eso, ahora que me he vuelto a duchar -ya llevo cinco duchas desde que me he dado cuenta que esta noche no iba a dormir-, estoy escribiendo este diario. Hoy es martes y 13. Pero para mí es como si fuera el día en que ingresaron las bombas en Hiroshima y Nagasaki. Mi mente está torpe y atómica. No puedo continuar con este insomnio. Me da la impresión que si sigo así voy a ingresar en la locura. Mi único medicamento es la escritura, la cultura, el pensamiento, pues es ahí, junto al agua fría de la ducha, donde fracturo todo mi ser y empiezo de nuevo. Soy un hombre con náusea que está aprendiendo a ser feliz cuando no duerme. Locura y poesía. Éstos son los conceptos básicos en donde se resumen todas las horas de la noche en que no logro conciliar el sueño. Pero mañana seguirán cantando los pájaros, como decía Juan Ramón Jiménez.

Emilio Arnao.

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