DIARIO DEL ORÁCULO DE DELFOS XX

Palma de Mallorca, 16 de junio 2017

He descubierto a un nuevo filósofo: se llama Edgar Morin. Se le denomina el filósofo planetario o el filósofo de la complejidad del mundo. Por Iberlibro -que es por donde yo compro mis libros por internet a un coste muy económico- he sacado su libro “El Método IV”, subtitulado “La identidad humana”. Creo que he descubierto al pensador, ya metido muy en el siglo XXI, que yo andaba buscando. Se trata de un investigador francés -de raíces judías- muy fácil de leer. “El Método” intenta ser, en sus cuatro partes, un compendió de toda su filosofía planetaria escrita durante muchos años. Me está sirviendo no sólo para disfrutar de su lectura, sino para sacar de él una nueva luz que me sirva a mí para ir recreando mi novela filosófica que lleva por título “La Piedra o la muerte de la filosofía”. Toda luz nos envía siempre a otra luz, que ya es nuestra propia luminosidad vertida gracias a una influencia. ¡Cuántas veces no nos dan ganas de escribir cuando leemos a un poeta que nos gusta¡ ¡Cuántas veces no nos dan ganas de pintar cuando descubrimos a un pintor que nos hace aproximarnos al universo de la pintura¡ ¡Cuántas veces no queremos hacer música cuando nos arrebata un tipo de música en especial¡ La cultura siempre pide más cultura. Es como el acto sexual, nuestra libido se dispara cuando nos sentimos atraídos, gracias a la belleza tanto física como intelectual, por otra persona a la que deseamos y pretendemos con ella prosperar en este trepatroncos que es el amor.

Como digo, he descubierto al filósofo que yo hacía años andaba buscando. Os conmino, mis amados lectores, que si os gusta la filosofía acudáis a Edgar Morin -lo podéis buscar en Google-. Con toda seguridad, leyéndolo os abrirá las puertas de la complejidad humana entendida ésta como un tiempo hipermoderno -que diría Gilles Lipovetsky- al cual comprender, analizar, subrayar, hacerlo nuestro. Edgar Morin es una hibernación que se va derritiendo por nuestros continentes hasta llegar a nosotros gracias a los cuatro elementos discernidos por los filósofos presocráticos, esto es, agua, tierra, fuego y aire. Recomiendo vivamente la lectura de este pensador aventurero y reformista de la nueva filosofía que en este siglo XXI se está escribiendo produciendo que toda enfermedad epistemológica se resuma en la curación de nuestro cuerpo y de nuestra mente. Soy feliz ante tal hallazgo.

Emilio Arnao.

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