DIARIO DEL ORÁCULO DEL DELFOS XII

Palma de Mallorca, 31 de mayo de 2017



Mientras en esta noche de insomnio veo de qué manera penetran las estrellas en mi cigarrillo, yo me pregunto: ¿pero qué es la vida? No es la primera vez que me hago esta pregunta, pero sí que es la primera vez que respondo de esta manera: la vida para mí en principio es un drama, pero dicho drama debe invisibilizarse si se entiende el vivir como un quehacer, como una noticia de la acción en donde el movimiento perpetuo no se detiene hasta que llega el final de la vida. Vivir, de este modo, sería a algo parecido como buscar el origen de cada uno de nosotros en las cosas más pequeñas que nos acompañan cada día, como levantarse y ducharse, responder algunos emails, ir en bicicleta al trabajo, estudiar la filosofía de la ética, leer a Shopenhauer o acabar durmiendo justo encima de una piedra. La vida es una piedra en donde descansa el cuerpo y en donde se anuncia el actual estado de la mente.

Para vivir bien es imprescindible tener muy limpia la conciencia, asistir a la propia vida dándonos cuenta de los errores que cometemos, de las verdades que intentamos descifrar, de escapar de los problemas de la manera más rápida posible, no catalogando la inmanencia en la tristeza, en el dolor, en el hastío, en el atropello de las bicicletas. La vida es lo mejor que puede pasarnos si somos conscientes que la vida es nada, sólo un tiempo breve en el cual ocurren enormes cantidades de cosas, de aventuras, de noches estrelladas, de viajes al Canadá para ver de qué manera los osos se alimentan de los salmones. Vivir es mirar hacia dentro, pero también, como decía mi maestro Ortega y Gasset, estar siempre rodeado por la circunstancia. No se entiende la vida sin esa totalidad e infinito que es la Otredad, como bien nos dijo Emmanuel Lévinas. Yo soy el otro y el otro depende de mí en cuanto yo también soy el otro. Vivir es estar haciendo siempre algo. La vida siempre pide más vida. No caigamos en la derrota y permitamos que la existencia en este mundo de miedo y terror publique nuestros mejores versos de amor.

Emilio Arnao.

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